"Yo era el secreto mejor guardado del Partido Comunista Español"
Domingo Malagón: Pintor y falsificador
gentedigital.es/ Tamara Antona / 24 abr 09
Un mal paso le dejó el brazo en cabestrillo y sentado en silla de ruedas. Pero, con noventa y tres años, Domingo Malagón tiene memoria de elefante. Recuerda su ingreso en el asilo La Paloma y cómo se preparó para ingresar en Bellas Artes. "Lo que yo quería era ser pintor", dice, "pero la Guerra Civil me pilló en el último curso de mis estudios, y me alisté en el V Regimiento". A partir de aquel momento, "defendió Madrid" hasta que, en verano de 1938, ante la situación que se estaba viviendo en el frente de Aragón-Cataluña, le enviaron a combatir cerca del río Segre, donde resistieron hasta diciembre de 1938. Al iniciar el Ejército fascista la ofensiva sobre Cataluña, le mandan como a otros muchos a cubrir la retirada hasta la frontera de Francia, y cruza hasta el país vecino por Aragón. "Cuando cruzamos la frontera, lo primero que nos hicieron fue meternos en un campo de concentración, como a la mayor parte de los republicanos españoles, y allí, casi por casualidad, empecé a falsificar", cuenta Malagón. "Desde 1942 hasta su legalización en 1977, yo fui el secreto mejor guardado del Partido Comunista de España".
El maletín de pintor con doble fondo era su tapadera. "Estuve por toda Europa con un montón de pinturas (de tamaño A-5, hoy en su casa de Parla), en una cartera que tenía un compartimento oculto, donde guardaba los documentos que permitían a la gente que entrara y saliera de España, y moverse por varios países para acudir a los congresos del Partido en Moscú o Praga. Copiaba cualquier letra, incluso el ruso".
En su exilio, trabajó "codo con codo junto a Santiago Carrillo, que era quien dirigía el PCE en Francia" hasta que pudo volver a España. "Él siempre decía que yo era la única persona insustituible en la cúpula del Partido, pues mi trabajo era indispensable para luchar contra el franquismo. Además, nunca, nunca, pudieron descubrir que era falso algún documento mío".
Ya en España, la dirección del PCE le encargó a Domingo Malagón que fuera el Archivero del Partido, trabajo que desempeñó hasta 1985, cuando se jubiló. Desde entonces, "me dedico a lo que realmente me gusta. Pintar, hacer retratos y convertir aquellas pinturas que transporté por Europa como tapadera en grandes cuadros".
Vida clandestina incluso en su propia casa
Domingo MalagónUno de los rostros que más se repite en las pinturas de Domingo, es el de Escolástica, su compañera y esposa. Se conocieron en un hospital para guerrilleros, al final de la Segunda Guerra Mundial. Con ella, compartió una existencia difícil, marcada por su clave labor clandestina. "No podíamos vivir como vualquier pareja normal, pues yo tenía que estar muy aislado". Su unión con Escolástica fue una ceremonia romántica, oficiada por un dirigente comunista. Curiosamente, años después, cuando quisieron legalizar su situación de pareja, celebraron su boda el mismo día que el PCE fue legalizado
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